Estamos acostumbradas a analizar el rendimiento de las cosas, a evaluar la satisfacción con algo, a calificar cuánto nos gusta una cosa. Pero seguimos siendo tan sentimentales para la relaciones humanas que ahí tenemos un gran problema.
Hace tiempo llegó un CV a mi mesa. Leí la palabra ingeniería y seguí leyendo con más interés. Le dije a mi jefe: “¡Contrátala!” Sin que mi criterio fuera a tener más peso que el suyo.
Tiempo más tarde se dio la casualidad y allí estaba. El gran descubrimiento de 2023 fue ella, Laura, una persona formada, con pasión, con ideas claras, mucho talento y una ambición que le llevó a dejarnos justo cuando, aunque no lo sabíamos, se nos iba a venir todo encima.
Esa compañera era una máquina. Con horarios y tiempos de descanso, con sus necesidades fisiológicas, pero una máquina en cuanto a rendimiento y rentabilidad.
Le pedía algo y si no lo tenía ya, poco tardaba. Sus propuestas eran súper creativas y no solo llegaba con un diseño, si no con varios, para sembrarnos la duda de paso.
Era un placer formar equipo con ella. Disciplinada, comprometida, con don de gentes, saber estar y algo de humor, que siempre viene bien para el buen clima laboral.
Si os llega ese CV no perdáis el tiempo, yo, si pudiera, la volvería a tener de compañera.
Y es que por mucho que digan que nadie es imprescindible, que nadie es irremplazable, dejó el listón tan alto, tan bien y tan bonito, que dudo mucho encuentre reemplazo rápido.
Parece amor, ¿verdad? A mí también me surgió la duda.
Pero sí, es amor, a las cosas bien hechas, a la gente formada, a la eficacia, la eficiencia y la belleza, en todos sus sentidos y perspectivas.
No sé si era perfecta o no, dicen que nadie lo es, pero para ese puesto de trabajo lo era, y puede que para abarcar a alguno más, también. Y claro que la echo de menos, ¡y tanto! Y es que dicen que las empresas del presente y futuro deben apostar muy fuerte por el diseño, y ahora que se ha ido… Por mucha plantilla que dejase, siempre surge un cambio, una adaptación, algo que no cuadra en ese momento y hay que rediseñar, y si nadie del equipo sabe, porque para eso estaba ella…
No voy a contar las intimidades, las entrañas de Kinafoto, pero Laura llegó en uno de los peores momentos, en una transición que nos dejó bien fastidiados, y se fue cuando aún no nos habíamos recuperado. Dejando al sistema Kinafoto con un engranaje menos y consiguiendo que la salida aún no termine de visualizarse.
Esta es una de esas anécdotas que subir a LinkedIn, para que los desalmados que suelen habitar los departamentos de Recursos Humanos aprendan a hacer su trabajo. Pero se lea dónde se lea, ya es pasado. Una historia que marcará mi vida, personal y profesional. Una razón para luchar porque se valore más el arte en las escuelas, el diseño en la vida, y el talento.
Laura nos lanzó con sus diseños a lo más alto, y aunque nos dejó las alas armadas, de poco sirve sin saber usarlas. Ahora vamos planeando viendo cada vez más cerca el suelo, hemos perdido la sensación de libertad que daba estar tan arriba junto a ella. Y por si mi jefe lee esto, no me he puesto romántico, ni nostálgico, me he puesto sincero. Laura ha sido una pieza clave en el paso al siguiente nivel de Kinafoto, y por desgracia se quedó a un par de pantallas de alcanzar esa bandera.
Me enseñó a odiar Canva y se olvidó de mostrarme cómo funcionan las tediosas capas de Illustrator.
Me pasó el balón sin yo saber la cantidad de placajes que iba a recibir al recepcionarlo.
Estamos acostumbrados a valorar cuando se pierde, el problema es que yo lo hice desde el primer día y nunca me imaginé su partida, por eso ahora valoro el coste de encontrar a alguien tan sonrientemente capaz, no solo de cumplir, si no de dejar huella. Un huella profunda que ni el paso del tiempo podrá borrar.
Y sí, querides lectores, puede que la esté idealizando, pero solo la viví un par de meses, y por tanto, puedo estimar, no con suficiente certeza, y sin miedo a equivocarme, que todo lo escrito aquí es absolutamente objetivo. Como objetivo es querer que vuelva y me salve de esta pesadilla iconográfica.
Por tanto, si eres una empresa, pon a una buena diseñadora en plantilla, te hará única.
Y desde luego, si tienes tiempo, y si no, búscalo; fórmate en diseño, te hará falta para hacer falta, aunque para ser tan imprescindible como Laura te serán necesarias unas cuantas softskill más.
Y hasta aquí el texto, que tengo que ponerme a fondo con un curso de Illustrator mientras escucho aquella canción de NEK, espero que me vaya mejor que aquel de Indesign que dejé… a medias.