Hace mucho que no escribo, será porque he estado intentando dar con la forma de gastarme todo mi dinero hasta el punto de no poder hacer frente a los gastos de diciembre.
Así es, compra tras compra, te das cuenta de que sigues teniendo dinero, hasta que calculas los gastos de final de mes y ni con la nómina te llega.
Por daros cifras, solo este noviembre he gastado 500€ entre formación y otros gastos online, y claro, parece que es viable, hasta que llega el momento de hacer números.
No se me ocurre otra forma de hacer dinero que trabajando, y por desgracia el sueldo es el que es y a estas alturas ni siquiera estoy seguro de merecerlo.
Y dado que no hay alternativas, pasemos a los bajos. No, no hablo de buscar ese tipo de negocios, no creo que ganara mucho, y si algo tengo es vergüenza, así que no. Nada de pasearme en minifalda por los polígonos.
Hablo de estados de ánimo. Y aunque ya he adelantado la baja autoestima en la que me encuentro, sigamos.
Hoy he sido feliz desde las 23:00 que rompí mi web intentando mejorarla, pasando por las 3:30 cuando la arreglé, las 11:00 cuando conseguí un set de iluminación de producto que si bien no es perfecto me resolvió el encargo y de ahí fotos y fotos y fotos y algún reel hasta eso de las 17:49.
Así que se podría decir que hoy ha sido un gran días, salvo cuando he descubierto lo que si no me alimento a base de pasta y arroz, prescindo de los zumos, las fooddash y dejo quieta la tarjeta será un descubierto interesante por el que mi nueva banca me cobra un pico.
Y por si fuera poco llevo 15 días sin trabajar en mi TFG, del cual no es que tenga mucho. Y me ha llegado una reunión con mi tutor, así que… Académicamente voy jodido, laboralmente inestable y vitalmente… Pues preferiría ser una planta, que el oxígeno es gratis y viene época de lluvias.
Podría excusarme en el trabajo, pero lo cierto es que si trabajo tanto es porque me cuesta más hacer lo que debería saber hacer en la mitad de tiempo. Y empiezo a sentir ese síndrome del impostor que tan de moda está. Y miro a mi alrededor y mi responsable es dos años menor que yo y me da mil vueltas, y no sé cómo lo ha hecho mi jefe para llevar la vida que lleva, pero me siento como un paracaidista, libre, flotando, y me pregunto desde la inseguridad que me caracteriza: ¿Llevaré puesto el paracaídas?
Así que voy a cerrar los ojos, escuchar al viento, o a lo que me recomiende Spotify, y si llega el suelo pues que me pille con los pies en la tierra y la mente en reparación.
Necesito dinero, necesito tiempo, y necesito ganas. Y ya no necesito acabar la universidad, aunque ya que estoy, lo haré. O eso debería, aunque mi TFG me está quitando toda la ilusión con la que lo pensé.
No sé, unos tienen el de Estocolmo, otros hasta el colmo y yo pues, esto, sin nah.
Ojalá la creatividad de este blog me generara dinero, pero esto no es una landing page así que el negocio de copywriter tampoco me está esperando con los bolis entintados.
Y mañana a terminar de montar un spot, muy mejorable, y preparar una entrevista a una de las mejores fotógrafas de bodas.
¿Soñar sigue siendo gratis, verdad? Que para una suscripción que no dejo a medias.
Por cierto, he buscado “cómo ganar dinero” desde casa en Google.
Era un chiste de respuesta.
Así que igual tengo que hacer más Skecth y menos teaser de miedo.