Es curioso que le llamen Incapacidad Temporal cuando lo que pasa es que estás de baja, sí, tal cual, de baja, de bajón, cayendo tan rápido que parece que ni caes, pero lo haces. Y así, casi sin querer, te encuentras en una situación que más que incapacidad es impotencia. Sí, como el que quiere follar y falla porque no puede, pues igual. Y aunque eso último me quedó muy falocéntrico y yo no soy de penetraciones, quería penetrar bien en vuestra memoria por una vez. Porque estoy jodido. No puedo trabajar, pero no ganaba suficiente ni trabajando para independizarme. Y ahora lo necesito. Porque vivir en una ciénaga con un ogro no entraba en mis planes, y más cuando me juré que si moría mi madre quedaría huérfano por completo. No puedo seguir ahí, pero no puedo huir a ningún sitio por culpa de este puto país capitalista de corruptos. ¿Quién puede pagar un alquiler de 800€ por un loft sin amueblar y casi sin ventanas? ¿Donde está el puto derecho a la vivienda digna? Porque ya os digo que si vas a pedir un psicólogo porque no sabes qué hacer con tu vida te darán cita para 330 días. Los suficientes para intentar jugar a la navaja de Ockham, la de Aristóteles o la que encuentres suficientemente afilada como para repasar las capas que se interponen entre el aire que te ahoga y la sangre que te oxida.
Quizá, quizás, tal vez, veas un local por unos sobrevalorados 500€/mes, al que quizá haya que añadirle IVA, sin Iván, porque entonces no alcanza. Lo mires y pienses que, arruinarse por segunda vez no es tan mala idea. Pero olvidas que esa puta IT, juega a la baja. Que por mucho que ahora sepas llevar un negocio. ¡No puedes! Porque se va a tomar por culo tu oportunidad para regularizar tu situación. Que total, por una futurible pensión de 600€ al mes que no da ni para un alquiler tampoco es que arregle nada. Y así una vez más el puto Ockham y su afilada razón para ir a lo sencillo.
Yo que hace poco soñé con ser funcionario y ahora ni funciono para ser más que esclavo de este puto sistema fallido que no me permite vivir, ni morir. Pero se llevó a mi madre para quitarme los cimientos, los pilares, la gravedad, el sol…
Lo peor es que ahora ya sé qué pasa cuando alguien se va. Los demás siguen. Lloran un mes, tal vez dos, pero siguen. Así que no veo por qué no, si total, solo tengo que decirle al médico que me pensé mejor eso de las pastillas, nada que un paseo por todas las demasiadas farmacias del municipio y un poco de agua no solucione. Así, indoloro, conscientemente inconsciente. Porque he pensado varias formas de salir, de ganar dinero, que es como esta sociedad capitalista se mueve; pero el puto Euromillones no me toca. Y he pensado hasta en robar, pero ¡joder! ¿qué se hace luego con eso? Lo único factible es ir directos a la fuente y eso queda solo para las películas. Así que, no siento decirlo, pero tal como lo veo, desexistir es la única manera de subsistir. Porque cuando estás de baja, llega un punto en el que ya no puedes seguir bajando. ¿o sí?
Y quizá esto es solo un texto. Pero mi nombre es Iván de la Torre Peña, mi DNI acaba en W, y quiero que donen mis restos a cualquier sitio donde no haga gasto a los que se quedan, y todo lo mío, poco, será de mi sobrina Alba. Y ni Dios ni ningún otro ser dirá una puta palabra porque ya las he dicho todas. Nadie oficiará nada ni se irá a ningún sitio a llorar más que a sus respectivas putas casas quienes las tengan los muy afortunados. De hecho, yo, no existí nunca. Visteis una piel que se chuta de antistamínicos para no arrancarse, unos ojos ciegos, unas orejas de adorno, un montón de ropa negra alejándose. Pero a mí, no me conozco ni yo. Por eso, ¿qué más da? Si ya he premeditado suficientes vídeos con el tete como para que Alba sepa que hay fantasmas que mueren, y fantoches que lo provocan.
Lora hace pan. Lexa, tin. Benzodi hace pinas. Y tantos otros recetarros para las plantas marchadas, que no marchitas.