Tras abrazar a mi madre supe que todo saldría bien, así que monté en el coche, abroché el cinturón de seguridad por si acaso la metáfora quisiera hacerse real y el coche arrancó, literalmente, una parte de mí que vi al pasar por la ventana del que fue mi cuarto.
Cesaron las lágrimas aunque a ratos quisieran volver como esos rayitos de sol entre los nubarrones.
Y tres horas de elevada música, tanto en calidad como en volumen, ya estábamos allí, a partir de ahora, aquí. Y joder que asco de clima, me siento casi como en el sótano de mi estudio, húmedo y pegajoso. Y el agua del grifo…
Pero el piso está genial, muy amplio y luminoso, mi habitación tiene todo lo que hace falta y bueno, el tema del baño compartido es algo que no me convence, definitivamente puede ser la razón de que salga volando, aunque voy a darle tiempo a ver si me acostumbro.
Por cierto, el aceite de oliva será sano, pero barato ni en broma, y eso que es esencial para la cocina mediterránea, pero también lo es la luz y la vivienda y… en fin, no viene al cuento, pero ni puta gracia. Compré cuando no iba a comprar y podría decirse que me va a durar bastante porque solo tengo previsto comer los findes. Es que eso de preparar la comida del día siguiente no va conmigo, así que una pieza de fruta y ya cenaré.
La convivencia no está mal, hay el mismo buen rollo que en la oficina, ¿por qué será? jajaja. En eso no tengo queja, por el momento.
Dormir fue… Aunque no hacía demasiado calor, la cama era diferente, la almohada no es ni de lejos tan cómoda como la mía y las sábanas pues… tampoco, así que si no fuera por el cansancio acumulado no me hubiera logrado dormir tan pronto.
Y amanecí a las 7 de la mañana casi sin salir el sol, albornoz y al baño, una ducha corta ya que ni el agua de Valencia ni las propias instalaciones sugerían pasar más tiempo del necesario. Y para desayunar un zumo de naranja y unas pastillas de B12 para aguantar un segundo primer día en el DisneyLand de los fotógrafos, por daros una pista.
Ah, pero antes recoger el dormitorio y escribir en este mi reaCtivo diario el capítulo uno de esta nueva temporada con cambio de decorado, set, punto y partido.
¿Que qué tal el comienzo? Pues no sé. Ya iréis viendo. Yo lo que veo por la ventana es un edificio, para qué variar, y una capa densa de nubes grises que predican todavía más humedad. Menuda sauna.
Pos dato: ¿Pero quién puede vivir aquí? Si al aire es como si Arguiñano le hubiera echado una pizquita de sal.