No sé si jugar a la lotería o al operación, sabiendo que ni tengo suerte ni una bombilla por nariz.

Llevo los últimos años de mi vida fracasando, siento que desde que salí de aquellas clases en las que fui feliz todo se volvió gris. No he dejado de trabajar desde entonces, de estudiar desde nunca, voy como por inercia y siento que estoy en vacío, flotando, sin sentir ninguna fuerza, en caída libre, Y sin un puto paracaídas.

Todo está bien hasta que deja de estarlo.

Y de repente no puedes oír tu propia voz, ni dormir, ni llorar.

Esa ingravidez te marea y el mundo parece haber cambiado de dirección, y te sientes como en el modo espectador de un videojuego.

Hace casi dos años que tomé el tren que me cambió la vida. Que me sacó de unas tinieblas que hoy son solo cicatrices, que a veces siguen doliendo, Pero no me basta huir, quiero más. Quiero quiero quiero, hacer lo que quiero, quiero quiero quiero.

Ser el espejo roto que se encuentre en la calle.

Y la única salida es hacer lo que quiero.

El problema es que no puedo.

Gracias por leerme

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