No sé por qué. Y se me ocurren tantas razones como ninguna.
No se desde cuándo. Pero podría decir que me empezó a dejar este año.
Puede que por exceso, por defecto o por quería. Pero no me hace gracia. Me hace falta.
No sé si volverá. Tiene tan mala pinta que por mucho que lo intento, no quiere. No cesa en su empeño de seguir sin mí.
No sé ni dónde está, pero claro está que no conmigo. A veces tengo la sensación de que ha vuelto, pero es solo el recuerdo de lo bonito.
A veces escucho el cantar de los pájaros al alba y creo despertar con ella, pienso que está cerca, que regresó. Pero no.
Y vuelvo a ser el mismo tan distinto sin ella. Un ser débil e indefenso. Tan distinto. Tan roto. Tan dolido.
Desconozco por qué se fue. Ni cuándo, ni dónde, ni cómo. Ni si volverá. Ni cuánto tardará de hacerlo.
Y empiezo a pensar que he de seguir sin ella. Buscar una amante con la que disfrutar lo que antes era habitual.
Quizá una compañía a pilas, de alquiler, tal vez pasar por cirugía, no lo sé. Nada puede aliviar esto que siento.
Nada puede con la impotencia de saber que puede que la haya perdido para siempre. Y duelo.
Y es una Marea a la que no puedo escuchar. El Extremo más duro de todas Las Fugas. El Rulo más Despistao.
Un piano sin cuerdas o un saxofón sin boquilla.
Me dejó y no sé seguir sin ella. O sí sé, pero la quiero. Pero no puedo renunciar a tantos años en compañía.
Siento como si hubiera perdido más de lo que parece. Y es que de todo lo sentido, llevo ya perdido la mitad de la mitad.
Y no es justo. No es vital que todo cuanto amo, necesito, desaparezca fugazmente, tenue, lento, desapercibido.
Se fue, y la vida con él se me fue y la sonrisa de fábula se convirtió en veneno.
Se marchó como se marchita una flor desatendida al sol en pleno verano.
Y nadie me dice por qué, ni dónde está, ni cómo recuperarla. Solo que la he perdido. Sin pistas.
Y empiezo a entender la obra de Van Gogh.
Y no termino por comprender qué pasó para que no esté conmigo.
Todo iba tan bien, que nunca pensé que podría desaparecer de un momento a otro.
Así, como a quién le cae una bomba a los pies y todo se vuelve blanco, alborotado, distante, desubicado.
Me desconozco y desconozco si volverá, pero espero que lo haga. Y pronto, a poder ser.
Porque no puedo entender cuáles fueron las razones de su marcha. Y por tanto, su arreglo, si es que lo tiene.
No dejó silencio, dejó caos. Ruidos que me recuerdan que ya no está. Que son graves y agudos los motivos.
Más de cuatro meses sin ella y sin las cuatro estaciones que nunca disfruté del todo.
Un requiem aterrador que se ha convertido en la sinfonía diaria.
Tan solo y frustrado como los subtítulos de una producción en tu mismo idioma. Innecesario hasta hoy.
Si estás leyendo esto, enhorabuena, acabas de comprender solo un poco de lo que vivo.
Y si estás pensando en el amor, lo es, a lo perdido, a lo dado por hecho, a lo que nunca pensé que perdería.
Repite conmigo. ¡Alto y claro! Que me encantaría más que oírte, escucharte…
…but I am deaf.
…aber ich bin taub.
…mais je suis sourd.