¿Cuántas veces me he sentido vacío? es una de esas preguntas recurrentes que tengo demasiado a menudo.

Y es que pese a todos mis conocimientos, en microinformática, en iluminación, en comunicación, en educación, en audiovisuales, en ciencias… Me sigo sintiendo idiota. Supongo que porque cuanto más sabes, más sabes que no sabes. O algo así ya filosofaron algunos griegos. De ahí esa famosa frase matemáticamente acertada de: «daría todo lo que sé por la mitad de lo que desconozco».

El caso es que llevo meses como encargado de marketing de la empresa dirigiendo tareas para las que no estaba «completamente» preparado. Y sin embargo he resuelto fácil. Pero me he dado cuenta que no puedo delegar, o mejor dicho, que odio delegar, porque si bien soy de los que opinan que ahorra mucho tiempo y da mejores resultados delegar en alguien que se ha formado para esa tarea concreta. Soy demasiado curioso y me encanta aprender y crear y quisiera estar en la creación del contenido, en los storytelling de redes, en la creación de la cartelería, en el guion del vídeo, en la realización del streaming, en la presentación del streaming, en el desarrollo de la web, de los copys, en las reuniones.

Todo lo que sea crear, ¡me lo pido! Y no siempre sé. Por eso agradezco la mini master class de CSS que acabo de recibir por un tipo con el que me encantaría trabajar. Gracias Marc.

El caso es que ayer me aburría lo más grande en un evento de cumpleaños al que fui por compromiso. Pasé frío, pagué 34€ por una experiencia gastronómica de puta mierda, en fin, que menos mal que llegó el baile y pude sacar la Fujifilm X-H2 y el Profoto A2 y documentar el momento. Para mi sorpresa el Profoto A2 a pelo responde increíble, con una luz preciosa que bien expuesta se integra ideal con el ambiente. El enfoque de la Fuji… está claro que valer la mitad que una Canon R5 tiene sus desventajas. Y las fotos pues… bien. Sin más. Jugué para pasar el mal trato, que ya es algo.

Pero me noto vacío, vacío porque llevo desde la adolescencia queriendo ser un «hombre del renacimiento» como marcaba en Los Sims 3. Esa persona que sabe de todo, que le interesa todo, que es curioso. Y no lo logro. Porque tengo las mismas 24 horas que el resto de la gente y tengo que invertir 12 en trabajar, unas pocas en cubrir las consecuencias de la vida y algo habrá que dormir. No da. ¡No da!

No he podido estudiar, ni al día, ni al mes, ni nada. Porque el finde que viene tengo los exámenes y no he abierto ni el temario. Y pese a eso ya estoy mirando másters y cursos de mil cosas más. Desde electrónica, psicología, arquitectura…

Siempre he dicho que si estudiar fuera un trabajo… El problema es que lo es, pero está muy mal pagado y tienes que invertir mucho para lograr el doctorado, tanto tiempo como dinero. Y el doctor es especialista, y a mi me gusta justo lo contrario, conocer un poco de todo sin profundizar, porque no da la vida, que si no ¡hasta el fondo!

Tengo que elegir y no me gusta. Y cuando elijo, a veces fallo. Y me frustra. Y cuando acierto, voy a por otra, y nunca acabo.

Y me jode. Me jode no tener tiempo para mí.

Ya me gustaría dedicarme a crear, a curiosear, y que me pagaran por enseñar lo poquito que sé a quien menos sabe.

Pero ser director de marketing me ha enseñado que en esta vida vale más parecer que sabes a saber.

Y que no importa que cuatro famosillos no sepan diferencias entre una onda y una partícula, que mientras tengan millón y medio de engañados más les suben a un escenario y les pagan dietas, alojamiento y hasta se creen con derecho a cobrarte una frase en un puto clip de vídeo para la marca que les ha conseguido estar ahí.

Me jode no ser ponente de Profoto sí, lo digo claro para que no os quedéis en la penumbra. Porque este es mi blog y espero que algún día se convierta en el magnum que me ayude a llevar las palabras mucho más lejos.

Me jode delegar las cosas y que no las hagan ni a tiempo, ni con el mimo que yo le pondría.

Me jode no ser perfecto y no saberlo todo y no poder hacerlo todo ni tener tiempo para aprender a hacerlo todo lo suficientemente rápido para lograrlo tal como quiero.

Podríamos decir que la vida es limitada y que me siento como en una de esas apps freemium, que te dan un rato gratis y luego toca pagar, o que te limitan funciones. El problema es que en la vida no hay plan premium. Bueno, sí, para el multimillonario que puede dedicarse a lo que quiera sin privarse de nada.

Si yo no tuviera que trabajar para subsistir, trabajaría literalmente toda la vida.

Aprendería a programar solo por el gusto de crear programas, aprendería piano solo por crear música, investigaría en neurociencia solo por comprender por qué estoy jodidamente loco, montaría sets millonarios solo para crear la foto que imaginé, escribiría guiones de series que podría producir, terminaría de maquetar mi co-novela, daría ponencias de cualquier cosa por lo que la gente tuviera interés cual puto monologuista. Sería el prota, productor, guionista, realizador, cámara, iluminador, script, montador, compositor, distribuidor, sonidista, vfx… de la película de mi propia realidad.

Pero aquí estoy, en un sofá ajeno, pasando frío, escribiendo mis desfases y pensando que mañana será otro día en el que nada de esto será posible. Y se me seguirá exigiendo una felicidad que jamás lograré solo porque la vida me ha impuesto que elija. Y no quiero elegir. Me niego a elegir. ¡Lo quiero todo!

Y solo soy una sopa ordenadita de partículas elementales que vibra entre otro montón de partículas que por el frío que hace no deben vibrar muy rápido esperando el momento de transformarse en otra cosa.

Podría haber nacido superdotado, y que mi cerebro fuera un Apple M1 Ultra en lugar de un Intel 4004, capaz de procesarlo todo tan rápido que pudiera sacarme un doctorado de física en un par de tardes. Pero no. He de reconocer que soy un completo idiota. Y que me miro en el espejo y ya no es solo que me disguste lo que se refleja, si no lo que la profundidad de mis pupilas me gritan.

Me estoy quedando sordo, ciego, mi cuerpo se nota ya desgastado. Y mi mente, al igual que ese procesador, desfasada, obsoleta. Porque nunca quise ser el mejor del ranking, ni estar en uno. Porque solo compito contra mí mismo, y me he perdido. Porque nunca pude crecer intelectualmente si sufro bullying desde los 8 años, si sufro adicción a las personas atractivas desde los 11, si sufro de mí mismo desde que soy.

No se puede ser feliz en la vida si la vida como tal es un constructo humano para definir un estado biológico compuesto de partículas y reacciones químicas. Pero al menos, cuando me mires, podrás decir que has visto la mejor obra de teatro de tu vida. Porque te puedo asegurar, y te aseguro, que no soy real. Mi cuerpo sí, si me tocas sentirás una carne similar a la tuya, pero mi yo, es un conjunto de verdades jugando en el juego de la vida que carece de instrucciones.

Creo que ni muerto acabará mi ensayo. Pero te aseguro que ninguna IA podrá escribir todo esto. Porque aún siendo verdad, es mentira. Y aún queda mucho para la computación cuántica.

Y ahora marcho a dormir, porque me encanta soñar, ese momento en que mi cerebro se inventa un mundo infinito de posibilidades a coste celular, pero no siempre se sueña así que cuanto más duerma más posibilidades habrá.

El problemas es que cuanto más tiempo invierta en dormir para lograr soñar, menos tiempo me queda para invertir en lograr que no me haga falta soñar para sentirme

Error crítico

Gracias por leerme

Subscríbete para recibirme en tu email al instante de publicar mis cosas que no pasan como cuento.

¡No envío spam! Lee la p... política de privacidad para perder tu tiempo..